El puente se alza sobre el Ebro, entre Haro y Briñas, en el denominado “Portal de la Rioja”, próximo a las Conchas de Haro. Como el de San Vicente de la Sonsierra cruza el río en una de sus formaciones más singulares: un gran meandro en forma de herradura rodeado de hitos calizos pertenecientes a los Montes Obarenses, por la margen derecha, y a la sierra de Cantabria, por la izquierda.
Nexo histórico entre ambas orillas, está considerado la llave de acceso a La Rioja Alta desde el norte, aunque tal vez no fuese el único paso en una zona muy humanizada.
Realizado en piedra de sillería labrada y trabajada a escoda (herramienta en forma de martillo, con corte en ambos lados, para labrar piedras y picar paredes). La estructura de este puente aparece conformada en lo fundamental por siete ojos en forma de arcos apuntados y de medio punto, no todos de la misma luz, y seis machones con forma de proa aguas arriba y rectos aguas abajo.